¿Por qué es tan importante la fe? Porque es una emoción que nos permite ver “con los ojos de nuestra mente” un mañana mejor. La fe nos traslada de la urgencia de nuestras actividades diarias a la posibilidad de crear una realidad que trasciende el aquí y el ahora. Y si bien la mayoría de nosotros asociamos la fe con una determinada religión, hay ciertas características que son comunes a toda persona que tiene fe, sea esta religiosa o no. Te invito a considerar algunas:
La fe no es una simple teoría ni una experiencia mística reservada para unos pocos. Es, ante todo, una decisión personal. Todos nacemos con la capacidad de creer y, en algún momento de nuestro camino, podemos elegir —desde lo emocional— creer en que algo mejor vendrá, aun cuando todo a nuestro alrededor parezca indicar lo contrario.
Cuando alguien se dice a sí mismo: “Creo que me va a ir bien”, está abriéndole la puerta a una nueva realidad llena de esperanza. Aunque el presente no sea el que soñamos, esa actitud nos permite atravesar el día con más liviandad y serenidad, sea cual sea la dificultad que estemos enfrentando.
Mucha gente, cuando atraviesa un hecho traumático, suelta justamente aquello que podría sostenerla: la fe, esa fuerza que nos nutre desde adentro y nos impulsa a mantener pensamientos de paz y bienestar. Por eso, en este tiempo especial, marcado por los reencuentros y los afectos, quiero animarte a reconectar con tu fe. Activala con palabras positivas y, ¿por qué no?, compartila con quienes te rodean. Poné el foco en la mejora, en el cambio y en las posibilidades. Querido lector, te aseguro que la fe te ayudará a mirar hacia adelante con esperanza, algo que jamás deberíamos perder.
¡Feliz Navidad!



La Secretaría de Educación Pública acaba de lanzar la convocatoria para formar parte de la Generación 84 del programa Prepa en Línea-SEP. Esta